Comentario
En 1929, Alemania puso en marcha un programa de construcción naval para sustituir dos viejos acorazados dentro de las condiciones impuestas por el tratado de Versalles a los vencidos en la Primera Guerra Mundial. Tales buques, que no debían superar las 10.000 toneladas, fueron magníficamente resueltos: tendrían el peso de un crucero de batalla, pero dispondrían de mucho mejor blindaje, gran superioridad artillera y una velocidad ligeramente inferior.
Con ello se conseguían buques que podrían pelear ventajosamente con los cruceros enemigos y escapar gracias a su mayor velocidad de los acorazados. Los dos primeros ejemplares producidos fueron el Deutschland y el Graf von Spee. Estos buques, que alcanzaban 27 nudos de velocidad, montaban seis cañones de 280 mm., ocho de 150 mm., de seis de 105 mm., y desplazaban 12.000 toneladas (16.000 a plena carga). Los españoles de la clase Washington, como el Canarias, eran casi del mismo tonelaje y, aunque superiores en velocidad, tenían un blindaje más ligero y su artillería consistía en ocho piezas de 203 mm. y ocho de 120 mm.
Deutschland y Graf von Spee pasaron por la guerra civil española. El primero fue bombardeado por los republicanos en Baleares y el segundo, como represalia, cañoneó Almería.
Y fue precisamente este último quien se mediría con tres cruceros británicos a la vez cerca del estuario del Plata. Puso fuera de combate a uno de ellos y dañó ligeramente a los otros dos, antes de romper el contacto y recluirse en el puerto de Montevideo, donde fue dinamitado por su tripulación. Hoy nadie duda que una mejor dirección del Graf von Spee hubiera dado una sonora victoria a Berlín.